domingo, 17 de marzo de 2013

Lilith, la sombra de Eva


Lilith, aquella que surgió al mismo tiempo que Adán de las manos del Creador es, según el mito, una criatura espontánea, libre y de fascinante belleza que, posteriormente, se convirtió en un ente maléfico, un ser de la oscuridad. Sin embargo, se encuentra emparentada con la Gran Madre de las civilizaciones antiguas, sobre todo en su aspecto tenebroso.


No sabemos casi nada de Lilith. Salvo una brevísima mención en el libro de Isaías, la Biblia cristiana no dice nada más sobre la mítica primera dama de la historia de la Humanidad, a la que, por tanto, le cupo el honor de ser también la primera pareja de Adán antes de que Eva se oficializara para la posteridad recogiendo para sí tal papel. Esta figura, que ha llegado hasta nosotros procedente de la vieja tradición talmúdica, no es exclusiva de este contexto: comparaciones, equivalencias y similitudes aparte, encontramos claramente identificada a Lilith en la vieja simbología súmera y babilónica donde se integran, incluso, ciertas versiones del ciclo de Gilgamesh. 

Siguiendo el mito, Lilith se nos muestra como una guapa fémina muy enigmática, siniestra, fatídica, perversa, indómita, impetuosa, celosa de su independencia, rotundamente atrayente, de ardientes deseos y de contundente seguridad en sí misma, que se rebela contra el rol asignado para las de su sexo. Es capaz de plantarse frente al mismísimo Creador y marcharse del Paraíso para refugiarse finalmente en los abismos más profundos y asentar allí sus dominios. Del mismo modo, la misteriosa Lilith se ha ocultado ante nosotros en el fondo de los siglos llevándose su secreto.

(Tomado de "Lilith, la sombra de Eva", de Paloma de Miguel)

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