jueves, 28 de marzo de 2013

Coraje


No seré esclava de ningún amor.
A nadie
devolveré el sentido de su vida,
su derecho al crecimiento constante
hasta el último aliento.

Maniatada por el oscuro instinto
de la maternidad,
sedienta de ternura como el asmático
de aire,
con qué empeño construyo en mí
el hermoso egoísmo humano,
reservado desde hace siglos
para el varón.

Contra mí
están todas las civilizaciones del mundo,
todos los libros santos de la humanidad
escritos por ángeles místicos
con la expresiva pluma del relámpago.
Diez Mahomas
en diez elegantemente enmohecidas
lenguas
me amenazan con la condenación
en la tierra y en el cielo eterno.

Contra mí
está mi propio corazón.
amaestrado por milenios
en la cruel virtud de la víctima.


Ana Swi. Poeta polaca.


La Pascua y el paganismno


En los lugares donde se rendía culto a Atis, los cristianos locales solían celebrar la muerte y resurrección de Jesucristo en la misma fecha; y tanto los paganos como los cristianos disputaron amargamente sobre cual de sus dioses era el verdadero prototipo y cual la imitación. Basándose en la cronología no debería haber habido disputa alguna, porque Atis vivió en Frigia muchos siglos antes que Jesucristo, aunque los cristianos esgrimían el incontestable argumento de que para engañar a la humanidad el demonio simuló astutamente falsos advenimientos anteriores al verdadero.

La Pascua la muerte voluntaria de Jesús, su descenso al infierno y posterior resurrección puede considerarse como la versión cristiana del tema del coito sacrificial, pues el "infierno" es la visión del monoteísmo patriarcal del inconsciente colectivo, el temible aspecto femenino, la diosa, en el que se sumerge el dios sacrificado como preludio necesario al renacimiento. La "Terrible experiencia del Infierno" de Cristo, como se la describe en el Evangelio apócrifo de Nicodemo, implicaba el rescate de las almas de los justos que a partir de Adán en adelante "cayeron dormidos desde el comienzo del mundo" y su ascensión al cielo. Despojado de su dogma teológico, esto puede tener un significado positivo, la reintegración de los tesoros sepultados del inconsciente ('el don de la Diosa') a la luz de la conciencia analítica ('el don del Dios').

(...) Por cierto que la Pascual ('Easter', en inglés) recibe ese nombre de la diosa teutónica Eostre que, a su vez, probablemente sea otra variante de Ishtar, Astarte y Aset (siendo 'Isis' la forma griega del verdadero nombre egipcio), y los ritos primaverales de Eostre se parecían a los de la babilónica Ishtar. ¡Otra parte del 'equipaje' pagano!

(...) El huevo de Pascua, asimismo, es precristiano. Se trata del Huevo del Mundo, puesto por la diosa y abierto por el calor del dios sol; "y la incubación del mundo se celebraba cada año en la festividad primaveral del Sol" (R. Graves, La Diosa Blanca). Originalmente era un huevo de serpiente, y el caduceo de Hermes lleva dos serpientes copulando, el dios y la diosa, que lo producen. Pero bajo la influencia de los misterios órficos, como señala Graves, "desde que el gallo fue el pájaro órfico de la resurrección, consagrado al hijo de Apolo Esculapio el sanador, los huevos de gallina sustituyeron a los de serpiente en los posteriores misterios druídicos y se pintaron de rojo en honor del sol; y se convirtieron en huevos de Pascua". (Huevos cocidos en una infusión de tojo y decorados eran echados a rodar por las laderas de las colinas en Irlanda el lunes de Pascua).

(Janet y Stewart Farrar. La Biblia de las brujas.
Fotografía de Nelson Garrido: La crucifixión del cochino levitando)

El equinoccio de primavera


Como señala Robert Graves, "el sol se arma a sí mismo en el equinoccio de primavera". La oscuridad y la luz se encuentran en equilibrio, pero la luz va dominando a la oscuridad. Básicamente, se trata de una festividad solar nueva en la Vieja Religión de la Europa celta y teutónica.

(...) La siniestra festividad de la diosa frigia Cibeles, que señalaba la autocastración, muerte y resurrección de su hijo/amante Atis y que sus fieles celebraban castrándose ellos mismos para convertirse en sus sacerdotes, se celebraba del 22 al 25 de marzo. En Roma, estos ritos se celebraban exactamente donde hoy se encuentra la plaza de San Pedro en la ciudad del Vaticano.

(...) En tiempos preclásicos y clásicos, la primavera fue una estación especial en que se celebraba una forma de coito sacrificial más amable y positiva que la que supuso el culto de Atis: el Hieros gamos, o matrimonio sagrado. La mujer se identificaba a sí misma con la diosa mientras el hombre entraba en contacto con ella a través de la mujer y entregaba su masculinidad sin destruirla, tras lo cual emergía de la experiencia espiritualmente revitalizado. 

El Gran Rito,ya sea simbólico o real, es obviamente el hieros gamos de las brujas; y entonces, como ahora, chocaba a mucha gente que no lo comprendían.

Pero en el Norte, donde la primavera llega más tarde, estos aspectos pertenecían en realidad a Bealtaine en lugar de a un inadvertido equinoccio; y es en Bealtaine donde hemos situado nuestro correspondiente ritual de la "Caza del Amor".

(...) En el Mediterréneo, el equinoccio es tiempo de germinación; en el Norte, de siembra. Como fiesta solar, además, debe compartir con los grandes sabbats el eterno tema del fuego y la luz, que ha sobrevivido con fuerza en el folclore de Pascua. La creencia dice que mientras brille la luz, la tierra será fructífera y los hogares estarán seguros. Como siempre, la gente salta y se obliga al ganado a pasar por encima de las ascuas.

(Janet y Stewart Farrar. La Biblia de las brujas)

miércoles, 27 de marzo de 2013

Luna llena de marzo


Esta noche, el influjo de la Luna nos cubre de bendiciones. En luna llena, la Diosa invade nuestros cuerpos y emociones con sus misterios. Es una noche propicia para entrar en conexión con la energía femenina, con la adivinación y el desarrollo de otras facultades mentales a través de la meditación u otros estados alterados de la conciencia. Es buen momento para la consagración de herramientas mágicas. Piedras, amuletos y cristales pueden ser limpiados y cargados con luz lunar si los dejamos al sereno durante esta noche.

A la luna llena de marzo se le llama, según la tradición, luna de viento, luna de la semilla o luna tormentosa. Es la luna que, en el hemisferio norte, acompaña a la primavera y su energía creadora y expansiva. Es la luna de la renovación, la nueva vida, la luna que nos ayuda a renacer. Momento propicio para germinar semillas y emprender proyectos.

En la Antigua Roma, la luna llena de marzo era celebrada en honor a la diosa Anna Perenna, gran madre del tiempo y la fertilidad. Era una festividad alegre, dedicada al amor joven, el disfrute de placeres eróticos, el sexo, el vino y el baile. 

Feliz y provechosa luna de viento para todas las brujas y brujos...

domingo, 17 de marzo de 2013

Cuando recibo mi Luna...


Cuando recibo mi Luna, lo primero que hago es agradecer por ello.
Trato de acomodar mis actividades cotidianas (trabajo, estudio, compromisos) de forma tal que la agenda quede lo más libre posible por lo menos el primer día de sangrado, día en el que procuro el mayor descanso, me refugio y me alejo en mi cueva que es mi casa o mi taller, enciendo mi velón rojo (que enciendo en cada luna), me mimo, me consiento, me regalo flores y en el caldero le pongo fuego a inciensos y olores y me dejo llevar… 


Todas las lunas son diferentes y en ello radica la magia que traen consigo, luna tras luna, ciclo tras ciclo. Y cuando me entrego a ella en ese momento empieza a ocurrir la magia. Algunas veces medito, otras pinto, otras escribo, en otras me pierdo en mis telas y diseño, en otras leo o me voy al parque o plaza más cercana a caminar descalza en la tierra, bailo, o simplemente duermo y me sumerjo en mis sueños. A mi actividad onírica mis días de sangrado le otorgo toda mi percepción, escribo mis sueños en tiempo presente, obviamente lo que retengo cuando me despierto. 

Estoy pendiente de la fase que esté transitando la abuela Luna y el momento astrológico que estemos viviendo, así logro sacarle más provecho al nuevo ciclo que comienza.

Ayuno por tres días, que son el número de días que habitualmente sangro mi luna. El primer día no consumo ningún alimento sólido, únicamente tomo líquido, agua, jugos de fruta y agua de panela. El segundo día, como ricas frutas, todas las que quiera y muchos líquidos deliciosos como los del día anterior; y el tercer día consumo todo lo anterior pero ahora, con arroz. El cuarto día del ciclo, retomo la ingesta de alimentos habitual. 

Yo uso toallitas de tela, las prefiero porque amo la idea ritual de lavarlas y quererlas, me hace pensar en mis abuelas y ancestras que luna tras luna se tomaban el mismo tiempo para lavar sus toallas cada ciclo. La copita menstrual la dejo para momentos extremadamente puntuales. 

Mis toallitas cada ciclo se sumergen en un recipiente de vidrio, único y especial para ellas con un poco de agua fría, mucho amor y acompañadas del velón rojo. Mi sangrado sagrado en el agua vuelve a la tierra, a las plantas y alguna que otra vez ha quedado plasmado en algún cuadro. 

El momento en el que mi luna vuelve a la tierra es un instante muy especial porque agradezco, ofrendo, le pongo mi intención y pido porque cada luna sean más las mujeres que en toda la tierra vuelvan a conectar con ella a través de ellas, que vuelvan al origen, vuelvan a lo simple, que cada vez más mujeres sigan sus instintos y dancen con su útero. 

Nací en América, en un lugar hermoso que puede ser cualquiera pero que ahora es llamado Colombia, hace veintisiete años atrás. Pero como las fronteras son una invención y lo único real es la tierra, sigo viviendo en mi hogar que ahora queda un poco más al Sur, en lo que ahora se llama Argentina.

Mujer, hija de la luna y de semilla de la tierra. Hago muchas cosas que me permiten sobrevivir y ser feliz, estudio, investigo, escribo, pinto, imagino, fotografío el mundo, bailo, diseño y ejerzo mi profesión. Pero más allá de todo eso, vivo e imagino, imagino todo el tiempo, sigo mis instintos y a pesar de estar inmersa en un mundo muy académico y teórico, trato de alejarme de la razón. Porque el intelecto siempre tiene la razón, pero la intuición nunca se equivoca.

(Testimonio de Alejandra Vega Rivera, tomado de miperiodoalnatural.com
Ilustraciones: Mara B. Friedman)

Lilith, la sombra de Eva


Lilith, aquella que surgió al mismo tiempo que Adán de las manos del Creador es, según el mito, una criatura espontánea, libre y de fascinante belleza que, posteriormente, se convirtió en un ente maléfico, un ser de la oscuridad. Sin embargo, se encuentra emparentada con la Gran Madre de las civilizaciones antiguas, sobre todo en su aspecto tenebroso.


No sabemos casi nada de Lilith. Salvo una brevísima mención en el libro de Isaías, la Biblia cristiana no dice nada más sobre la mítica primera dama de la historia de la Humanidad, a la que, por tanto, le cupo el honor de ser también la primera pareja de Adán antes de que Eva se oficializara para la posteridad recogiendo para sí tal papel. Esta figura, que ha llegado hasta nosotros procedente de la vieja tradición talmúdica, no es exclusiva de este contexto: comparaciones, equivalencias y similitudes aparte, encontramos claramente identificada a Lilith en la vieja simbología súmera y babilónica donde se integran, incluso, ciertas versiones del ciclo de Gilgamesh. 

Siguiendo el mito, Lilith se nos muestra como una guapa fémina muy enigmática, siniestra, fatídica, perversa, indómita, impetuosa, celosa de su independencia, rotundamente atrayente, de ardientes deseos y de contundente seguridad en sí misma, que se rebela contra el rol asignado para las de su sexo. Es capaz de plantarse frente al mismísimo Creador y marcharse del Paraíso para refugiarse finalmente en los abismos más profundos y asentar allí sus dominios. Del mismo modo, la misteriosa Lilith se ha ocultado ante nosotros en el fondo de los siglos llevándose su secreto.

(Tomado de "Lilith, la sombra de Eva", de Paloma de Miguel)

viernes, 8 de marzo de 2013


La vida, como un 'comentario' de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos.

La vida, un ballet sobre un tema histórico, una historia sobre un hecho vivido, un hecho vivido sobre un hecho real.

La vida, fotografía del número, posesión en las tinieblas (¿mujer, monstruo?), la vida, proxeneta de la muerte, espléndida baraja, tarot de claves olvidadas que unas manos gotosas rebajan a un triste solitario.

(Julio Cortázar. Rayuela)
Las relaciones entre la mujer y la serpiente son multiformes, pero no pueden en ningún caso explicarse globalmente por medio de un simbolismo erótico simplista. La serpiente tiene significaciones múltiples, y entre las más importantes conviene considerar su ‘regeneración’. La serpiente es un animal que se ‘transforma’. Gressman ha querido reconocer en Eva a una diosa fenicia arcaica del mundo subterráneo, personificada por la serpiente. Se conocen divinidades mediterráneas representadas con una serpiente en la mano (Artemisa arcadia, Hécate, Perséfone, etc.) o con una cabellera formada de serpientes (Gorgona, Erinias, etc.) 
Según ciertas supersticiones de la Europa central, si se entierran los cabellos arrancados a una mujer que se encuentra bajo la influencia de la luna (es decir en la época de su regla) se transforman en serpientes.
Una leyenda bretona nos asegura que la cabellera de las hechiceras se transforma en serpiente. Una mujer cualquiera, por consiguiente, no tiene ese poder, sino solo la que está bajo la influencia de la luna que participa también en la magia de la ‘transformación’. 
Que la hechicería sea a menudo una investidura lunar (directa o transmitida por intermedio de las serpientes), un gran número de documentos etnográficos nos lo confirman. 

(Mircea Eliade. Tratado de historia de las religiones)
Imagen: Tarot Renaissance.

En el día de la mujer



Hoy, 8 de marzo, las mujeres no celebramos el hecho de ser mujer: esa es una celebración diaria en la que nos acompaña nuestro cuerpo, nuestra sangre, nuestra intuición femenina, nuestra sexualidad, nuestro amor por lo vivo y lo bello, nuestra naturaleza. 
Hoy es más bien un día para conmemorar nuestras luchas en la sociedad patriarcal, nuestros avances y retrocesos. 
Una fecha para honrar a las mujeres luchadoras, las que no se callaron ni se rindieron, las que demostraron, en todas la épocas, que la sumisión no era exactamente una cualidad femenina. 
Es un día también para cuestionarnos: ¿cuánto estamos aportando para la emancipación femenina? ¿estamos haciendo lo suficiente para lograr una verdadera igualdad?
No nos juzguemos ni critiquemos, más bien rectifiquemos.
Hoy podemos evaluar con sinceridad cuáles de nuestras conductas siguen reforzando patrones machistas y sexistas. La competencia y la envidia nunca nos han ayudado y nunca lo harán.
Hoy, 8 de marzo, las mujeres, más que felicitarnos, queremos hermanarnos y unir nuestras consciencias al bien común y a la igualdad. Despertar y avanzar juntas es nuestra consigna.


Imagen: Keith Varnum